Parece que decir que se es diseñador, dada la situación de desprestigio que sufre la profesión, es arriesgarse a que los demás le tomen a uno poco en serio. Sin embargo a mí me encanta afirmarlo: Sí, soy diseñador, y sí, esto es una profesión; hace falta formación y conocimiento para dedicarse a esto. Y seriedad, aunque luego el proceso de creación pueda ser muy divertido, y disfrute mucho con mi trabajo.
Creo en despojar de artificios aquello que hago, en ser honesto con el cliente, y en colaborar para conseguir los objetivos sin teatros, ni nombres rimbombantes, ni postureos. Ni mi cliente ni yo lo sabemos todo, pero ambos tenemos conocimientos que el otro va a necesitar para llevar a buen término cualquier proyecto. Con eso, y buenas dosis de comunicación, ya tenemos más de la mitad del trabajo hecho.
Si compartes mi visión de la profesión del diseño, te gusta colaborar para conseguir tus objetivos, y sabes que las cosas no surgen mágicamente apretando un botón, estaré encantado de trabajar contigo. Soy partidario de las relaciones laborales que van creciendo con el tiempo, y dan cada vez mejores resultados.